Joaquín Salvador Lavado Tejón, "Quino" |
La
realización de un portafolio nos permite recoger una selección de
materiales o evidencias que sirven para dar cuenta del
aprendizaje realizado en un proceso de formación y reflexionar
sobre lo que esas evidencias representan.
Como
se trata de la representación de un proceso de enseñanza-aprendizaje
y de las competencias profesionales del docente se construye y
reconstruye constantemente siendo, cada uno, único y
personal. Por tanto, el portafolio docente fomenta la
reflexión sobre la práctica docente, el pensamiento crítico
y la implicación activa.
El
portafolio no tiene una estructura preconfigurada y no existe una
única forma de organizarlo pues se trata de un documento muy
personalizado
en el que se refleja la identidad como docente. En mi opinión, el
análisis
y la reflexión
de la práctica docente sirve para mejorar la calidad de la misma,
y
debe
formar parte de cada uno de los apartados del proceso, desde el punto
de partida: ¿quién soy?, ¿qué inquietudes tengo?, ¿cuáles son
mis puntos fuertes y débiles como profesor?... hasta el punto de
llegada ¿cuáles son mis metas profesionales?, ¿hacia dónde me
dirijo?, ¿cómo he llegado hasta aquí?... Esa reflexión, dará
lugar a un proceso de cambio, una reestructuración
o
transformación que quedará reflejado en el propio portafolio.
“ La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar
sino también en aprender a pensar sobre lo que
se piensa y este momento reflexivo -el que con
mayor nitidez marca nuestro salto evolutivo respecto a otras
especies- exige constatar nuestra pertenencia a una comunidad de
criaturas pensantes.” Fernando Savater